jueves, 3 de septiembre de 2020

No los quiere meter al bote, nomás está haciendo “circo”, afirma Jeremías

Por El Tiburón

                ¿Que quién es Jeremías?, es el asesor de asuntos jurídicos de esta columna, y es quien asegura que López Obrador en realidad no quiere meter a la cárcel a Salinas, Calderón y Peña Nieto, tres de los cinco expresidentes que gobernaron México de 1988 al año 2018. Asevera mi famoso jurista asesor que el presidente sólo quiere distraer a la raza más pobre para que no recuerde que sus hijos y su vieja no han comido la suficiente cantidad de frijoles desde el mes de abril, fecha en que muchos de ellos se quedaron sin trabajo por la pandemia y, sobre todo, que no recuerden que su gobierno no les ha mandado ni una méndiga despensa a pesar de que afirmó que, por el bien de México, primero había que atender a los pobres. “Sólo está haciendo circo, para que te entretengas mientras te mueres de hambre”, afirmó el abogado en tanto yo nomás pelaba los ojos.

Yo, que soy como 1500% “obradorista”, le dije: Mira pelao estás difamando a mi mesías, ¿no ves que la constitución protege a los expresidentes para que no les cobren sus raterías? –Eso es falso, enfatizó el canijo de Jeremías, el artículo 108 constitucional dice que “El Presidente de la República, durante el tiempo de su encargo, sólo podrá ser acusado por traición a la patria y delitos graves del orden común”, pero una vez que deje el encargo es otra cosa, entonces puede y debe ser juzgado por cualquier delito, como cualquier otro ciudadano, ese es el sentido de la ley, aseguró el licenciado Jeremías mientras me acercaba la constitución y me decía, “a ver güey, ¿donde dice que no deben juzgar a los expresidentes por los delitos que cometan?

Y entonces –repliqué tímidamente- ¿por qué dice mi “siñor” presidente Obrador que hay que levantar la mano y firmar un papel donde dice que estoy de acuerdo en que metan al tambo al “Pelochas”, al “Borolas” y al “Copetes”? –¡Ah, lo hace para que creas que te toma en cuenta y no te acuerdes que no has comido, güey, ni te des cuenta que, mientras tú no te despegabas de la mañanera, ellos desaparecieron el seguro popular, el prospera, los comedores comunitarios, las estancias infantiles y que, con su pésima atención de la pandemia, ya llevan más de 60 mil muertos, más otros 60 mil que se ha “enfriado” la delincuencia organizada, ¡ah! y para que no te des cuenta que te vas a chingar otros meses comiendo lagartijas y muchos gorgojos con un poquito de frijoles, mientras él se la lleva de lujo en el Palacio Nacional.

Mira, Tiburcio –prosiguió el abogado Jeremías-, para mandar a la cárcel a un expresidente, se necesita que haya terminado su período de gobierno, mientras tenga la sartén por el mango no lo vas a poder juzgar, pero cuando salga sí, pero se necesitan varias cosas: Primero, que tengas el valor de presentar la denuncia; segunda que puedas probar tu acusación y tercero, que no haya prescrito el delito.

¿Y qué crees que le falta a mi ex mesías, tú, Jeremías?, le pregunté y me respondió: –Le falta todo, carnalito: No tiene “lo mero principal” para presentarse ante las instancias y decirles “vengo a denunciar al “Pelochas”, al “Borolas” y al “Copetes” porque se llevaron hasta las alfombras del palacio (si es que acaso se las llevaron). La otra opción es que no tenga las pruebas de lo que dice y la tercera es que hayan prescrito –por lo menos para dos de ellos- los delitos que les achaca. Sin embargo –prosiguió Jeremías- él de todas maneras sale ganando pues, luego de 6 años de bañarlos con caca todos los días, va a lograr que a esos tres expresidentes no se les acerquen ni sus señoras y, lo más importante, va a conseguir el objetivo principal de la función circense, va a lograr que, sin darte ni una triste despensa en todos estos meses de hambre, todavía andes queriendo votar por él en las próximas elecciones, porque, “a pesar de estar bien jodido, por primera vez un presidente te dio la oportunidad de opinar sobre la posibilidad de encarcelar a los presidentes rateros”. ¿Y el apoyo para que coman tus hijos? ¿Y las medicinas? ¡Ah si serás güey, Tiburcio!

-¡Uf, qué madriza me puso el leguleyo del Jeremías!