Las Dentelladas
Por El Tiburón
Hay quienes dicen que nada en la vida es para siempre, camaradas; que el río que está usted viendo correr ante sus ojos no lo volverá a ver jamás aunque se quede ahí parado por todo un año. Que lo único permanente es el cambio y que, a veces, con nuestros 8 sentidos no lo alcanzamos a percibir y creemos que las cosas no se modifican, que permanecen estáticas, sin movimiento, dicen. Y que así, al último pantalón que compramos, le seguimos diciendo el “pantalón nuevo”, aunque ya necesite parches en las nalgas.
En este mismo tenor, recuerdo que no hace mucho tiempo decíamos que el regreso del RIP al gobierno de Guerrero parecía sólo cosa de tiempo; que tal como se veían las cosas en aquellos ayeres, seguramente el afortunado político que fuera ungido candidato del partido “chicolor” casi seguro que pondría la parte más fea del reverso de su humanidad sobre la misma silla o una muy parecida a la que usa Zeferino Torreblanca en el palacio de gobierno de Guerrero.
Eran tiempos de aparente unidad del RIP, tiempos de amores fingidos, de cuchillos envainados, tiempos de triunfo, mientras que por el lado de los partidos opositores no se veían filas cerradas ni se veían condiciones como para pegarle un susto al RIP. Pero mire que las cosas han cambiado, mi estimado; hoy como que ya no se mira tan claro que el “tri” pueda ganar la gubernatura de Guerrero tan fácilmente como creíamos. ¿Qué es lo que cambió en estos últimos meses, camaradas, que no lo percibimos?
Ya a toro pasado, podemos ver que, por un lado, los partidos opositores al RIP, encontraron que admitiendo que finalmente son lo mismo (y hasta con los del RIP, también son igualitos), que no tienen ninguna diferencia de carácter ideológico (pues todos ellos van sobre “lo mesmo” y algunos ni siquiera saben qué significa esa palabreja) y si alguna existe en las declaraciones de principios de sus partidos, nadie la toma en cuenta, juntos bien podían generar una fuerza capaz de disputarle el triunfo al “institucional”. Y bueno, ya ven que algunas jugadas le ganaron al RIP en las pasadas elecciones para gobernador y en estados que parecían perdidos de antemano por el férreo control de los caciques locales. Remember Oaxaca con el infumable Ulises y Puebla con su Gober precioso y facineroso.
Y bueno aquellos partidos políticos con problemas internos o con la fuerza insuficiente para entrarle cada uno por su lado, ahora se andan juntando y como que la cosa cambia por que aquí la cuestión es que entren los votos a la urna y que se puedan contar. Y bueno aunque les decían que era antinatural, que Dios los iba a castigar por andar revolviendo el agua con el aceite, se arrejuntaron, ocultaron sus vergüenzas (como buenos políticos pidieron otro plato de caca) y ahí están listos para tirar fregadazos.
Y más aún podemos decir que las cosas han cambiado si vemos que ahora los que traen al demonio dentro de sus alcobas son los del RIP. Aquel partido que se veía triunfante, unido, bien perfilado hacia Casa Guerrero, ahora parece que puede irse a pique por la división que sufre a raíz de que se definió el nombre del candidato y sobre todo a raíz de que quedó claro quién puso al susodicho candidato. Ahora el bando que se mira color de hormiga es el bando del RIP y así se va a quedar por un buen rato si se confirma la ruptura con Angel Aguirre. Y aunque sus dirigentes dicen que no hay bronca, que Aguirre se puede ir y no pasa nada, la verdad es que desde que salieron mal entre ellos no duermen los que sentían que ya habían domado a la fiera. Y es que ellos -como el de “los pantalones nuevos”- no se habían percatado que las cosas ya se habían transformado.
Y además por ser tan descuidados y por haber envejecido sin darse cuenta ninguno recordó que un día, un poeta al sur del continente escribió: La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
