viernes, 7 de mayo de 2010

¿Y cuál es la posición del Ayuntamiento?


Las Dentelladas
Por El Tiburón

            Muy tranquilo estaba yo en mi hamaca, totalmente armado de valor para leer las ya tradicionales y terribles noticias del día en el diario El Despertar de la Costa, cuando de pronto vi aquella denuncia en enormes negritas: Atacan la Libertad de Expresión. Salté de la hamaca cegado por la ira; busque mi lanza y mi adarga. De debajo de la cama saqué mi yelmo, medio lleno o medio vacío por los líquidos de la noche y me lo puse sobre la cabeza, dispuesto a salir al combate por el sacrosanto derecho a decir lo que nos venga en gana. ¡Al ataque mis valientes!, exclamé.
             -¿Quién es el bellaco que osa ultrajar nuestra legítima y constitucional aspiración a expresar nuestros más íntimos pensamientos a través de una bocina y un amplificador?, pregunté. Y muy al estilo costeño volví a cuestionar: ¿Contra quién nos vamos a chingar por la libertad de expresión?
            La nota principal del diario me respondió: Contra el director de asuntos jurídicos del Ayuntamiento de Zihuatanejo, el licenciado Celso Callejas Montolla (o Montoya, de las dos formas para no errar), quien –a decir de la nota- vociferó, en reunión con directivos de dos diarios locales, que queda prohibido el voceo para todo el municipio.
            -¿Y como cuánto mide este tal licenciado Callejas? Cuestioné. -Como metro y medio, me respondieron. ¡Ah! Entonces vámonos recio contra él ¡a la voz de újule! ¡Sea culpable o inocente!
            Pero antes –me dije- voy a revisar todos los diarios, interdiarios, semanarios y publicaciones guadalupanas para conocer cuál es el punto de vista del Ayuntamiento, no sea que la vayamos a cajetear. Hay que ver si acaso es cierto que  Celso Callejas anda queriendo afectar con su regla(mento) sólo a los diarios impresos y particularmente al “Despertar” y, lo peor, afectarlo en el corazón de la libertad de expresión que, por cierto, no estriba en pensar y escribir o decir, sino en ¡gritarlo a través del megáfono! ¡Puta coño, esto no se va  a quedar así!
            Si así fuere y resultare, de inmediato nos lanzaremos a la toma de la Bastilla o de jodido del Palacio de Invierno. Busqué, busqué y busqué y nada, no hay punto de vista del Ayuntamiento. El Ayuntamiento está mudo. Y a lo mejor hasta ciego y sordo por que ya van como cuatro fregadazos que les mete el “Despertar” por este asunto y el gobierno municipal ¡no dice nada! Poco falta para que el poder municipal exclame, como mi vieja: ¡Pégame, mátame, pero no me dejes! O a lo mejor es sólo el sentimiento de culpa, mis estimados.
            Me dije: Tal vez haya una posición claramente expresada al respecto en los noticieros de radio, en la televisión, en el ciberespacio, en el “feisbuk”, el “tuiter”, el “quénospasa”, el “Jai5” y los cientos de espacios propagandísticos que maneja el ayuntamiento y nada, camaradas. No hay opinión del Ayuntamiento. Lo primero que se me ocurrió pensar es que “el que calla otorga”, o sea, a lo mejor es cierto que el gandalla del licenciado Celso quiere eliminar de la Constitución, nada más para los cihuatlacas, la libertad de expresión en su forma esencial que es el voceo a grito abierto. Tal vez por eso nadie dice esta boca es mía.
            Después de consensar con todas las masas insurrectas me dije que esta tremenda discusión reflejada en la nota de marras, habría de ser el inicio de una gran lucha que nos llevaría a instalar un carro de voceo por cada periódico en la entrada de los hoteles de Ixtapa y luego esta gran revuelta debería extender sus logros hacia el zócalo de la ciudad de México, hacia la plaza principal de Guadalajara, instalando un carro de voceo en cada entrada de cada una de las catedrales de estas ciudades, en el entendido que el verbo “regular” expresa la acción de “bajarle el volumen al amplificador” y no “establecer reglas”, como equivocadamente manifiesta el Diccionario. ¡Por un voceador por cada casa! ¡Voceadores de todos los países Uníos!