Por El Tiburón
Uno de los juegos más excitantes
que existen en este mundo –después del juego de la botella según el cual cada
vez que el envase te apunta entregas una prenda hasta quedar sin calzones- es
aquel que consiste en adivinar quién será el candidato de cada uno de los
partidos políticos a la presidencia municipal de tu rancho y luego, predecir
cuál de ellos ganará las elecciones y, por último, profetizar cuánto se
llevará… perdón, perdón, cómo le irá al triunfante candidato en su gestión de
gobierno. Para algunos, este juego es casi un vicio y los hay que apuestan
hasta la camisa por su gallo aunque luego se lo dejen todo despelucado. Aunque
no lo crea, este juego dura tres años. En cuanto triunfa un candidato a la
presidencia comenzamos a apostar por el siguiente. Existe la sospecha de que
este juego está promocionado por el presidente de la república con la intención
de que mientras estamos empecinados en adivinar el nombre del candidato, él nos
chinga con los gasolinazos y todo lo demás.
Yo sé que usted está ansioso, mi
estimado; me parece que se come las uñas de los pies por la desesperación y que
seguramente está esperando que este columnista amigo suyo le diga por dónde va
corriendo la pelota para que vuele a hacer las apuestas con sus cuates en la
cantina más cercana y de paso recetarse unas 20 cervezas.
Yo, mi estimado, no quiero
engañarlo; en mi anterior colaboración le pasé algunas ideas en relación con el
que será candidato del RIP a la presidencia de Zihuatanejo, pero la verdad no
tengo ni la más mínima noción acerca de quién pueda ser el abanderado del PRD a
ese mismo cargo. Sin embargo sí puedo pasarle algunos tips que vienen
directamente de las entrañas del monstruo, deveras. Tengo un amigo –usted sabe-
que es íntimo de uno de los cuatro pelaos perredistas que nomás se reúnen y
venden… no perdón, más bien debo decir que en cuanto se reúnen marcan el rumbo
de la Revolución Democrática; o mejor dicho, señalan la dirección de los
procesos políticos hacia la emancipación de los desheredados.
Bueno, que digo amigo, creo que
mi cuate es cuñado o por lo menos anda con la hermana de uno de los cuatro
poderosos individuos que le acabo de mencionar. O sea, mi camarada sabe de lo
que está hablando, así que no pierda la fe y sigamos adelante.
Dice mi amigo Genovevo (vamos a
llamarlo Genovevo, para que no corra riesgos, no sea que se encanije el cuñado
y le quite a la hermana) que en este momento todavía no se cargan las cosas
hacia lado alguno pero que ya se sabe lo que va a pasar dependiendo de pa´donde
agarre la pelota.
Por ejemplo, asegura Genovevo
que si alguien –usando millones de poderosos, convincentes e irresistibles
argumentos- convence a los 4 poderosos perredistas de que es altamente revolucionario
y democrático que el PRD vuelva a perder Zihuatanejo igual que con Eric
Fernández, ya sabe usted quién va a ser el candidato “pederrista” pues no habrá
necesidad de probar, ya saben cómo y con quien ir para obtener una derrota segura. ¿Quién será, quién
será? No doy, no doy.
No obstante, asegura mi amigo
Geno que si la cuestión se reduce al intercambio de favores entre dos de ellos,
entonces mandarán como candidatos -o candidatas creo que me dijo- a dos
familiares suyos muy cercanos (uno o una de cada lado) que de todas formas
perderán y muy probablemente uno de ellos haga –con la derrota- un jugoso
negocio ya de manera directa pues es experto en ganar perdiendo. Me doy, me
doy.
Para concluir, asegura Genovevo
que si finalmente el proceso, por alguna razón, se sale de las manos de este
famoso grupo de los 4, el candidato del “pederré” a la alcaldía de Zihuatanejo
será un individuo que será elegido candidato por la mayoría de las bases
“pederristas” y le va a dar a los del RIP hasta con la bacinica. ¿Acaso será…?
No creo, tal vez se refiera a… De plano, me rindo.
No se agûite, mi estimado, así,
exactamente así como está usted, boquiabierto y con ganas de mentarme la mamá,
“mesmamente” así me quedé yo después de escuchar al cuñado Genovevo. La verdad
es que no comprendí ni madres de la maraña que me armó con esto de la
candidatura y hasta el momento sigo igual; sin embargo Genovevo –cada vez que
me lo encuentro- insiste en decirme que el asunto está más claro que el agua
potable que manda Jorge Ramírez a las casas de Petatlán y que si no le entiendo
es porque soy muy gûey… ¿Usted cree eso?