martes, 3 de noviembre de 2009

¡Otra vez la misma canción!




Las Dentelladas
Por El Tiburón

            Hay quienes dicen que hoy en día los partidos políticos y hasta los políticos se parecen mucho entre sí. Son tan parecidos unos a otros que casi podríamos decir que la única diferencia que tienen es el color de los calzones que usan. Se parecen en lo que plantean, se parecen en lo que hacen y se parecen hasta en lo que los vuelve locos: El billete por montones.
            No siempre ha sido así, mis estimados. Aseguran que hubo tiempos en los que los programas de los partidos eran muy distintos; al leerlos, se podía ver más o menos con claridad con qué clases sociales o grupos estaban amarradas las organizaciones partidistas.
            Pero eso fue hace mucho tiempo, cuando existía el Partido Comunista Mexicano (PCM), el Partido Popular Socialista (PPS) y otros partidos como el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM).
            Claro que el RIP los traía a raya y eran mejores tiempos del RIP; no les daba ni agua. Eran tiempos en que la raza todavía no estaba hasta la madre de ellos, como ocurrió años después.
            En la izquierda no había muchos pillos, tenían que andar a salto de mata por que los gobiernos de ese tiempo (como los de ahora) no miraban bien a los comunistas de verdad y había muy pocos billetes, así que los pillos se iban para otro lado. Un día el RIP le abrió la puerta a la oposición, dejó que probaran las mieles del poder, permitió que se crearan las diputaciones y senadurías de representación proporcional; les dio billetes para mantener a los partidos y algunos de aquellos líderes que antes los hallaba usted en la fábrica organizando a los obreros ahora los encontraba usted en Sanborn’s, muy perfumados, comiendo y bebiendo como y con la gente “decente”.
            Luego hubo oportunidad para que ganaran una presidencia municipal, una gubernatura y hasta la presidencia de la república. Parecía que se había hecho realidad el sueño democrático, pero lo que wn realidad ocurría es que un PRI le soltaba el poder a otro PRI, igual al otro, pero vestido con ropas de otro color.
            La táctica del PRI fue devastadora, hizo cagada a los partidos de oposición; acabó con las ideologías y con los partidos, hasta convertirlos en lo que son hoy, terribles organismos parasitarios que se han puesto por encima de la sociedad y que se han dedicado a enriquecer a sus “líderes”, quienes hoy se dan aires de grandes señores a pesar de que no son otra cosa que terribles parásitos que viven y muy bien de la política por años y años.
            Por eso hoy ya no importa mucho quien gane las elecciones, todos salen con la misma calabaza. Entran unos al gobierno con la esperanza de la gente y salen odiados por el pueblo. Entran los otros y ocurre lo mismo.
            Va aquí una prueba más de que no hay mucha diferencia entre ellos. Dicen que cuando ya había recorrido un buen trecho el gobierno de Silvano Blanco, los priístas se frotaban las manos y decían que a esas alturas el pueblo de Zihuatanejo ya se había dado cuenta que los gobiernos “priyistas” eran mejores y que el triunfo era seguro. Bueno, la verdad es que ganaron, a lo mejor era cierto lo que decían.
            Muy bien, ¿sabe usted que dicen ahora los “pederristas”, sobre todo aquellos que creen que la merecen y completa? Lo mismo, dicen lo mismo, que a estas alturas el pueblo ya se dio cuenta que los gobiernos del RIP son peores que los del “pederré” y por tanto hay que prepararse para el cambio. Es más platican que los que más acelerados andan son Amador Campos y Silvano Blanco, quienes se dicen ya listos para dar al pueblo un gobierno mejor al que tienen ahora, un gobierno como el que nos dieron en su respectivos trienios. ¡Otra vez la misma canción!