jueves, 13 de mayo de 2010

El certificado de calidad moral de Norato


Las Dentelladas
Por El Tiburón
            Espero que no se aburran, mis estimados amigos, pero es necesario volver a dar respuesta a los ataques de Noé Mondragón Norato, columnista del “Despertar de la Costa”, contra este amigo de ustedes que no mata ni una mosca.           
            A pesar de que ya le informaron detalladamente quien soy y de que le he ofrecido autografiarle la foto mía que aparece en www.blogdeltiburón.blogspot.com con las reservas que ya dije, insiste en decir que me escondo en el anonimato. Declaro solemnemente y ante notario público que mis modestas colaboraciones no son anónimas, las firmo con el seudónimo de “El Tiburón” desde hace 17 años y respondo por ellas. Sólo que el doctor Norato también quiera afirmar que anónimo y seudónimo son lo mismo.
            Me extraña que a Norato le cause tanta aversión que alguien firme con un seudónimo y que no se fije si lo que se dice el autor tiene sustento o no. En el mundo del periodismo abundan lo casos de personas que lo han hecho (El Nigromante, por citar a uno de los grandes o El Gallito Petatleco, por citar a uno de los chicos), en algunos casos por temor a las represalias y, en otros, simplemente por gusto. Yo soy de los segundos, pues ahí están mis datos, no me escondo de nadie.
            Entonces, si no hay tal “anonimato” -como estoy demostrando- ¿por qué insiste Norato es que mis escritos son anónimos? Lo hace por que no encuentra como salir del atolladero en el que se metió por creer que puede decir lo que quiera y que, con sólo escribir su nombre, las barbaridades se van a transformar en genialidades.
            Sostengo que son falsos los argumentos que esgrimió; que razona con muchas limitaciones (como demostré), que inventa locuras (como la de la lucha social por conseguir la libertad del perifoneo) y que inventa premisas para llegar a las conclusiones que le convienen. Con la facilidad con que escupe desaciertos me endilga que me “centavea” el Ayuntamiento. Y supone el muy canijo de Norato que una persona como él no necesita pruebas para sustentar sus afirmaciones.
            Para su pobre entendimiento el asunto del perifoneo era un asunto entre los impolutos periodistas del “Despertar” y el gobierno “ineficiente y corrupto” de Zihuatanejo. Si el “charal” (o Tiburón, da lo mismo) se metió a confrontar los argumentos del “revolucionario” Noé Mondragón, entonces entró a defender al Ayuntamiento “corrupto”, “seguramente por dinero”, “lo que prueba la corrupción”, razón por la que no rinden cuentas y así, hasta el infinito. Sin pruebas de lo primero, nomás por que se le ocurre y por que siente que tiene “autoridad moral” afirma cosas que debería sostener con pruebas. Lo que no tiene es humildad para reconocer que se equivocó.
            Lo que el estrecho entendimiento de Norato no capta es que, en este asunto, hay un tercer interesado, y ese es el pueblo de Zihuatanejo, del cual formo parte. Yo no represento ni defiendo al Ayuntamiento, exigí y sigo exigiendo que el Ayuntamiento deje de hacerse pato, que no le haga al mudo y defina claramente el asunto, por que si las cosas hubieran seguido por donde iban, seguramente a estas alturas tendríamos los carros de voceo estacionados desde las 5 de la mañana hasta las 12 de la noche frente al muelle, frente a la plaza principal, en Ixtapa y La Ropa. Y la raza no está de acuerdo con esto.
            Dice Norato que él se lanza a criticar por que tiene “calidad moral”, pero como todavía no existe ninguna instancia confiable que expida “certificados de calidad moral”, mas que Santo Domingo University (que le puede certificar eso y más), no hay otra, mi estimado, más que atenernos a lo que nos consta y lo que nos consta es lo que escribe, a menos que nos muestre su certificado que lo acredite como poseedor de “un chingo de calidad moral”.
            Y para que vean que no soy malintencionado no lo voy a calificar yo, califíquenlo ustedes, mis estimados amigos. A ver camaradas ¿qué calificación le ponen  a Norato tomando como elementos lo que ha escrito en torno a este asunto? ¡No sean gachos, pónganle aunque sea un cinco!
            Hay una máxima, dice Noé Mondragón: Perro no come carne de perro, pero por lo que se ve a mí no me concedió ni la categoría de perro, por que luego luego me aventó de mordidas peor que las dentelladas del Tiburón. Por hoy hasta aquí la dejamos pero regreso en cuanto me vuelva a insultar.