Platiquemos sobre el asunto de Guillermo Sánchez Nava, representante aguirrista ante el Instituto Electoral del Estado de Guerrero. Como ustedes saben, según la versión de la coalición “Guerrero nos une”, unos 20 fulanos vestidos con camisas negras y con logos de campaña de Manuel Añorve Baños, destruían propaganda de Angel Aguirre ahí por el boulevard del llamado Río “Huacaca”, en Chilpo, cuando llegó el ex presidente estatal del PRD, un hombre ya rucón (60 años dicen que tiene), se puso jacarandoso y los presuntos añorvistas le acomodaron una madriza que lo mandó al hospital y lo ha puesto en peligro de muerte. Además destruyeron su vehículo, dicen.
Sin embargo, argumentan militantes “priyistas”, seguidores de Manuel Añorve, que los aguirristas montaron un show para inculpar a los del partido chicolor y sacar “raja política”. Parecía que los de Aguirre habían sacado a su favor la declaración de un tipo que hasta diputado llegó a ser, Ernesto Vélez Memije, quien primero dijo en la radio que tenía la versión de que la golpiza obedecía a que Sánchez Nava había intentado arrollar con su auto a uno de los “de negro”. Pero luego que le apretaron del otro lado convocó a una conferencia de prensa y dijo que no era cierto, que fue a la radio a decir lo que dijo por que un aguirrista, Mario Moreno Arcos, ex presidente de Chilpancingo, le pidió que lo hiciera y a cambio le ofreció una subsecretaría en el próximo gobierno. ¡Guácala! ¡Qué asquerosidad de hombrecillo! ¡Esto es una verdadera mariconada!
Pero aún hay más, el domingo, en todos los diarios está la nota en relación con una conferencia de prensa en la que los senadores del PRI, Fernando Castro Trenti y el senador Alfonso Toledo, exigen que Aguirre presente a Sánchez Nava como esté por que sospechan que lo tiene secuestrado en contubernio con Marcelo Ebrard. Es más, dicen que hay versiones de que Aguirre y Sánchez Nava salieron mal en una presunta peda que agarraron y que de ahí vino todo.
¿Qué sigue después de esto? Bueno, pues mañana aparecen las fotos de Sanchez Nava moribundo; también se publica el certificado médico y pasado mañana declaran todos los senadores y diputados del RIP, junto con sus gobernadores, que en realidad lo maquillaron para la foto o que si son ciertos los fregadazos se los dio el mismísimo Aguirre junto con Ebrard un día andando borrachos. Además dirán que el certificado médico lo hizo un médico amigo de Aguirre pero que es falso en su contenido. Y así van a seguir hasta que llegue el 30 de enero. Es más, aunque Sánchez Nava estirara la pata, vendrían los otros a decir que en realidad le dieron una lana y lo mandaron al extranjero y que, en su lugar, enterraron a otro pobre cabrón desconocido.
Esto que estamos viendo, mis estimados, es la verdadera política a la mexicana; estoy de acuerdo con usted, es una verdadera cagada, pero qué le vamos a hacer. ¿Es posible que haya ocurrido como dicen los del PRD? Sí es posible. ¿Es posible que más bien haya sucedido como dicen los del RIP? También es posible. Pero son todos tan marrulleros que es imposible aclararlo. Sin embargo hay una ganancia, el pueblo de Guerrero los está conociendo más. Ahí están, véalos, eson son nuestros políticos. Sí, dan ganas de guacarear, pero ni modo, hay que aguantarse para que no eche usted a perder su extraordinaria revista o periódico, depende dónde me esté leyendo.
Claro que esto debiera resolverlo la autoridad pero como en Guerrero (y parece que en todo México) no hay más que la de facto, tenemos que ver estos espectáculos deprimentes de la política. Esto huele a mierda. Estamos viendo a farsantes. ¿Cómo cree usted que un señor que ya hasta diputado fue, salga con la mamada de que Mario Moreno le dijo que se presentara a decir mentiras? ¡Qué vulgaridad! ¡Cuanta desvergüenza! Ora sí me vomito y me vale que se ensucie el periódico.
Para su desgracia, mi estimado, no hay otros más que estas dos opciones. Y me podría decir que ahí está Marcos Parra, pero le juro que los del PAN son iguales, con la diferencia de que, en Guerrero, no tienen ni los 20 que se necesitan para armar un show. Y así nos la vamos a llevar hasta que usted se decida a formar, con los de abajo, un partido decente, algo que, la verdad, no es muy fácil pero tampoco imposible.
