lunes, 7 de febrero de 2011

Las Dentelladas. ¿Qué busca Añorve con la impugnación?

De acuerdo con los datos que se han ido publicando en relación con las elecciones del pasado domingo, 30 de enero de 2011, se puede establecer que de 2’397,480 electores inscritos en la lista nominal, votaron 1’226,874 ciudadanos, que corresponden al 51.17 por ciento de la lista. La votación anduvo un poco más de un punto porcentual por debajo de la elección de 2005 en la que ganó Zeferino Torreblanca.
De ellos el 55.92 por ciento (671,012) sufragó por Angel Aguirre, en tanto que el 42.74 por ciento (512’830) lo hizo por Manuel Añorve, mientras que el 1.34 por ciento (16,081) votó por Marcos Parra. En todo el estado se instalaron 4’895 casillas.
A pesar de lo que, a primera vista, refleja la elección, Manuel Añorve ha manifestado públicamente su decisión de impugnar el proceso pues considera que se cometieron violaciones a la ley electoral por parte de integrantes de la Coalición Guerrero nos une que postuló al triunfante senador con licencia Angel Aguirre. 
Llama la atención que Añorve insista en cuestionar la legalidad del proceso. En primer lugar por que todo mundo sabe que quienes más se brincaron las trancas en las elecciones fueron precisamente los del bando añorvista. Además, la diferencia de votos es enorme, sería prácticamente imposible que lograra que se anulara la elección pues para ello necesitaría conseguir la anulación de la votación en un 20 por ciento de las casillas instaladas el pasado domingo, que son un poco menos de mil casillas (979 para ser exactos) o probar que Aguirre era un candidato inelegible, todo esto de acuerdo con la Ley del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral del Estado de Guerrero.
Hay quienes de plano ya admitieron la derrota del RIP. Es el caso de Enrique Peña Nieto, quien a decir de Angel Aguirre hasta habló por teléfono para felicitarlo por los resultados que le favorecieron. Aquí mismo el dirigente municipal del partido chicolor también dijo (en otros términos) que ya no hay que menearle al asunto. Todo mundo sabe que esto ya no tiene vuelta de hoja. La pregunta es: Entonces, ¿qué pretende Manuel Añorve? ¿Si ya no tiene posibilidades reales de revertir el resultado y si incluso el día de las votaciones estuvo llamando al candidato del PRD, PT y Convergencia a evitar confrontaciones postelectorales, por qué ahora sale con que quiere impugnar?
Yo creo que únicamente está sintiendo feo y quiere sacar su coraje, como corresponde a todo cristiano que siente la chinga como cualquier otro. Sin embargo el camarada Silvero… ¿aquel que fue…? ¡N¡hombre!, otro Silverio, uno que conozco yo y que a diferencia del que usted menciona, si se avienta a decir lo que trae dentro de su ronco pecho. Silverio –digo- afirma que hay otra razón de los vanos intentos del candidato derrotado en las elecciones del domingo.
Según opina mi camarada, lo que pasa es que Manuel Añorve y algunos de sus aliados, se fueron con todo a la guerra: apostaron todas sus canicas, incluidas muchas canicas que no eran de ellos y ahora se encuentran en un predicamento pues prácticamente están a merced del hombre que tomará las riendas del estado a partir del primero de abril.
Usted sabe que tendrá Aguirre la oportunidad de mandar a revisar las cuentas del cajón del Ayuntamiento de Acapulco de donde –según dicen- salieron muchos millones para sostener la increíble campaña que desplegó el todavía presidente –con licencia- de aquel paradisiaco puerto. Podría revisar las cuentas del puente bicentenario y meter en problemas tanto al candidato de la coalición Tiempos mejores como al presidente interino del puerto, un señor de apellido Avila que también estaba seguro que ganarían y que –quizás por ello- pensó que luego del triunfo, tendrían todo el tiempo del mundo para meterle mano a las cuentas hasta cuadrarlas aunque estuvieran redondas.
Y dice Atenógenes que también en muchos municipios algunos seguidores suyos le metieron con todo (también se jugaron todas sus canicas) y que se jugaron las canicas públicas que ahora pues hay que ver cómo le van a hacer para que no se note que desaparecieron.
Claro que, con el triunfo, sienten que Aguirre los tiene agarrados de las dos cosas esas que están debajo de la cintura… Sí, de las patas. Y que los puede colgar, amarrados de ahí “mesmo” de la rama más firme de la parota más alta del municipio, así que Añorve seguramente quiere hacer ruido para ver si logra espantar a su primo y de ahí pueda surgir un arreglo que ponga las cosas en paz. Algo así como: Yo dejo de gritar y tú me sueltas mis “instrumentos”. 
Sin embargo, el mismo Atenógenes dice que hay muchos aguirristas que quiere ver sangre y que van a pedir al ganador de las elecciones que aproveche para echar al tambo a unos cuantos de los contras, así que la gran disyuntiva es saber si Aguirre –como dicen unos- aceptará hacer las paces con su primo o querrá hacer tiritas con él y sus cuates, -como sostienen otros.
Eso dice Silverio, pero yo creo que anda errado (sin “h”) mi camarada; que todo se debe al fragor de la batalla que acaba de pasar y que todo volverá ala normalidad después de dos o tres “güiscles”, saboreados en familia, en alguna playa de Acapulco.