lunes, 14 de febrero de 2011

Crónica de un fracaso anunciado

Crónica de un fracaso anunciado
Desde hace mucho tiempo toda la cristiandad de este reino sabe que el gran problema, que el principal problema, que el problema más canijo que nos afecta y hace correr a los turistas que suelen asomarse por el centro de Zihuatanejo -que es el corazón turístico del poblado-, son los malos olores que generan las deficiencias que padecemos en el drenaje pluvial y sanitario de la ciudad y en la planta de tratamiento de aguas negras de Las Salinas. 
Y en esto no hay tiempos buenos. En tiempo de secas, algunas áreas del centro apestan a rayos y la laguna de Las Salinas también. Esto quiere decir que la planta referida no sirve para nada y, además, que el drenaje del centro tiene una bronca que los responsables de su operación y mantenimiento no han querido o no han podido resolver que, para el caso, es lo mismo.
En tiempo de lluvias el problema se multiplica como por 500, pues mientras la planta de tratamiento de aguas negras sigue arrojando aguas pestilentes a la laguna, los malos olores se extienden por varias calles del centro pues las aguas usadas de la ciudad brotan por las atarjeas del sistema de drenaje, en ocasiones hasta por varios días después de que la lluvia se ha retirado. Esto es un desastre desde hace años, sin embargo a los gobiernos municipales que encabezaron Amador Campos, Silvano Blanco y al actual, así como a las autoridades estatales, les pareció mejor invertir primero en la colocación de concreto estampado en las calles, colocar techitos con tejas y hasta destrozar la plaza principal, siempre bajo la sospecha de que todo lo han realizado con el ánimo de  apendejar a la raza con el “relumbrón” y generar muy buenas ganancias a los cuates que se encargan de las obras.
Como de todas maneras el problema principal no desaparece, los gobiernos municipales y estatales han tomado algunas medidas, todas ellas ineficaces o de plano que se han hecho sólo en el papel. Una de las primeras medidas que anunciaron fue la rehabilitación de las plantas de tratamiento. No se sabe a ciencia cierta cuántos recursos se han invertido para tal fin a lo largo de los tres períodos de gobierno que he mencionado y me refiero a ellos no por que a los anteriores no les corresponda alguna responsabilidad, sino por que las inversiones fuertes en el mejoramiento de la imagen urbana del centro comenzaron con el gobierno de Amador Campos, si la memoria no me traiciona cual priísta en elecciones para gobernador.
Lo cierto es que hasta antes del gobierno de Alejandro Bravo no se había hecho… digamos mejor no se había anunciado gran cosa en relación con la planta de tratamiento de Las Salinas, pero el problema es que, los trabajos de rehabilitación de esa planta en la administración actual ya lleva casi un año y no se ve para cuando vayan a terminar; ya hasta han surgido las sospechas de que no han hecho nada. Bueno no se nota ni un leve cambio positivo, cada vez huele peor la laguna. Ya me imagino cuántos zihuatanejenses van a ir al pretendido parque ecológico a darse “las tres” con los olores de esa zona si es que alguna vez se construye tal parque.
Las otras medidas que se han tomado ha sido la construcción de dos cárcamos para sacar el agua del centro cuando éste se inunda por las lluvias. El primero de ellos se puso en marcha en los tiempos en que Hubert de la Vega era director del Fideicomiso Bahía de Zihuatanejo; el otro comenzó a construirse el año pasado y todavía no lo han puesto en marcha. 
Según dice el “ingenebrio” Tuyito Nagasaki, asesor de esta columna y quien no es oriental sino oriundo de la Costa Chica, que nadie reparó en aquellos tiempos que la “genial obra” de Hubert de la Vega tenía por objeto enviar el agua hacia donde ésta de por sí corre sola, sin ayuda más que aquella que le presta la gravedad. Lo novedoso de la obra de Hubert es que, lo que antes nos salía gratis ahora nos costaría un billete que tendríamos que pagar a la CFE.
Y es que, dice mi asesor (que en nada se parece con los asesores de la presidencia… de la república, pues éste si desquita el salario) que, al parecer, tanto en aquellos tiempos como ahora dominaba la idea de que el centro de la ciudad de encuentra por debajo del nivel del mar, y por tanto, del nivel de la laguna que, si no me equivoco, es el mismo. Quienes viven en el centro, alrededor de la calle 5 de mayo, Ignacio Manuel Altamirano, Antonia Nava, Catalina González, Ejido y Nicolás Bravo saben que, si no se obstruye la salida, las aguas (negras y pluviales, mezcladas) que inundan el centro de la ciudad cuando llueve, salen por sí mismas y por acción de la gravedad hacia Las Salinas, justamente por los canales que están abiertos. Si en un momento dado la superficie de la calle 5 de mayo quedara por debajo del nivel de las aguas de Las Salinas (por que el nivel de las aguas de la laguna subiera) ésta saldría por los canales de desagüe hacia la avenida, a menos de que fuerzas malignas y desconocidas estuvieran conteniendo la corriente.
El segundo cárcamo comenzó a construirse el año pasado muy cerca de la esquina que forman la 5 de mayo y la avenida Morelos donde, al parecer, se localiza uno de los puntos más bajos en relación con el nivel del mar y donde más tarda el agua en eliminarse por que de la calle del memorable “Churro” baja superficialmente una especie de arroyito (revuelto con aguas del drenaje), que tarda días en dejar de correr aunque la lluvia ya se haya quitado. Pues sí, el cárcamo les va a ayudar a sacar el agua de esa zona; a lo que no les va a ayudar es a eliminar la contaminación de Las Salinas pues el agua que bombea el primer cárcamo y bombeará el segundo en cuanto lo pongan en marcha es agua de la lluvia pero mezclada con las aguas usadas de la ciudad, argumenta Nagasaki.
Concluye mi camarada que si el cárcamo que según el subdirector de CAPAZ ya va a terminar por fin el contratista, no va a eliminar la pestilencia del drenaje en tiempo de secas ni la va a quitar en tiempo de lluvias, entonces, ¿cuál es su utilidad? ¿Nomás mover el agua puerca de la calle a la laguna? Como que no se justifica tanta lana invertida en esa obra, señala.
Plantea Tuyito que si por estos lares no los hubiere, que se busque en la Costa Chica algunos “ingeñeros” ingeniosos para que elaboren, primero, un plan para corregir los defectos del drenaje sanitario del centro y eliminar los malos olores en tiempo de secas. Dice que a lo mejor los famosos cárcamos si pudieran ayudar para que las aguas negras que se generan en el centro pudieran llegar sin broncas, mediante rebombeo, a la planta de tratamiento de Las Salinas, pues la circulación de esas aguas sí es una bronca, ya que el nivel que existe en la 5 de mayo, a la altura de ejido o Catalina González, ha de ser muy parecido al del lugar donde se encuentra la planta de tratamientos. En segundo lugar, propone que dichos ingeniosos (si es que los encuentran), generen un proyecto para que las aguas pluviales sean atacadas, canalizadas, antes de que se metan al drenaje sanitario y antes de que lleguen al centro.
Por lo pronto dice el “ingenebrio” Nagasaki que el cárcamo más caro del mundo (el que está en construcción) no va a servir para maldita la cosa. Que lo que sí puede servir para aminorar los severos daños que presenta la laguna de las Salinas es que terminen de rehabilitar la planta de tratamientos, por lo que propone que se adquieran uns dos toneladas de veladoras y que cada mañana prendamos unas 100 de ellas mientras rezamos 3000 avemarías rogando a San Plutarco, patrón de los pueblos mal gobernados, que por favor no se gasten en otras cosas la lana que debe usarse para el saneamiento de la bahía, la laguna y la ciudad. Amen.