lunes, 14 de febrero de 2011

Los que dieron patentes de notario a los puros “cuates” fueron los otros gobernadores dice Zeferino

Los que dieron patentes de notario a los puros “cuates” fueron los otros gobernadores dice Zeferino
Hace varios meses trascendió que el gobierno del estado de Guerrero tenía por ahí unas cuantas notarías vacantes -como 10-, y se supo también que convocó a los que suspiraban por una de ellas a que se apuntaran en la lista negra donde estarían todos los que soñaban con ganar el poder de su firma. Dicen que –a la invitación- asistieron como 48 fulanos sospechosos de querer un permisito de esos que le permite al cristiano que la tiene cobrar sólo por firmar y afirmar que vio lo que a veces no vio. Abogados todos ellos, imagínense.
Todo iba muy bien, sin embargo, individuos malpensados que nunca faltan, de esos que nada más se la pasan imaginando cosas, señalaron que todo era una farsa pues Zeferino Torreblanca, el gobernador, ya tenía “palomeados” a los cinco que iba darles su patente y que a los demás nomás les estaba dando atole con el dedo; entre los cinco iban dos que son hijos de notarios que renunciaron con la esperanza de que el gober melindroso se las regresara pero ahora a sus retoños; algo así como una herencia triangulada y muy poco disimulada. 
Entre las cosas “chuequillas” que le señalan al proceso zeferinista de distribución de las patentes es que Ceferino Cruz Lagunas y Arturo Betancourt, dos de los agraciados, nunca estuvieron como practicantes en alguna notaría como exige la ley de la materia, es más el primero tampoco pasaba por que, además, tenía hueso en el gobierno de Zeferino Torreblanca. Unas cuantas irregularidades nada más.
Las otras cinco notarías –según dicen los intrigantes- estaban destinadas a que las siguieran usufructuando unos jueces que ya de por sí las tienen en sus manos, en varios distritos judiciales, lo que dicen también es una irregularidad, pues si son jueces, no pueden dar fe de lo que hacen ellos mismos.
Zeferino afirma y jura por su madrecita santa que él no manipuló el asunto, que por primera vez (¡sopas!) se iban a entregar las notarías de acuerdo con la ley. Lo cierto es que, por alguna razón desconocida, los únicos cinco que pasaron la rigurosísima prueba fueron los cinco que ya había dicho la revista Proceso que estaban seleccionados (entre ellos los dos hijos que casualmente –después del concurso transparente y abierto- les vinieron quedando las dos notarías que tenían sus papás). ¡Qué suerte de pelaos!
Bueno, quiero que sepan ustedes que, por esta vez, hay protestas que antes no se habían visto; por ejemplo, uno de los rechazados ya presentó un amparo contra el procedimiento y ya le están pidiendo al gobierno unos videos que presuntamente grabaron, donde queda claro que el gobernador nomás quería beneficiar a sus cuates algo qu él no mira mal, pues la amistad siempre ha sido un valor muy respetado por toda la sociedad.
Individuos malignos han sostenido desde hace muchos años que la mayoría de los notarios del estado de Guerrero (los beneficiarios de Zeferino incluidos) han recibido su patente no por que llenen los requisitos que establece la ley de la materia, sino por que son cuates del gobernante en turno o de plano por que se ponen… de acuerdo con él. 
O sea que–según estos individuos peligrosos para la paz social- los gobernadores han manejado las notarías como obsequios para sus amigos. El caso es que Zeferino incluso defiende el procedimiento que puso en marcha y hasta se encanija que le digan que le hizo exactamente igual que como le hicieron sus antecesores.
Y yo digo que si lo que dice Zeferino es cierto, seguramente lo será para todos los notarios del estado menos los de este maravilloso puerto de Ixtapa-Zihuatanejo. Por que, mire usted, yo los conozco y sé a ciencia cierta que ninguno de los cuatro se hubiera prestado para una movida chueca. ¿O no? Bueno… yo digo… quizás… tal vez…