miércoles, 4 de enero de 2012

Fuera de la ley las precampañas


Zihuatanejo, Gro. 2 de octubre.- Tanto en este municipio como en el resto del estado de Guerrero, muchos de los políticos que aspiran a ocupar cargos de elección popular han iniciado -en algunos casos desde hace meses- actividades proselitistas encaminadas a posicionarse en el ánimo del electorado con miras al proceso electoral de julio del 2012. No se sabe cuántos de ellos tienen conciencia de que tales actividades se encuentran fuera de la ley y que sus pretensiones podrían verse frustradas en el supuesto de que les cayera en la maroma la ìjusticiaî electoral. Lo cierto es que no paran de moverse.

    Aquí es cuestión de darse una vuelta por las calles de la ciudad (de día porque de noche está cañón) para ver lonas, espectaculares, pegotes en los autos y otro tipo de vehículos. En algunos casos, es tanta la desesperación que hasta en la portada de los diarios aparecen con su propaganda presuntamente ìdisfrazadaî.
    Dice mi compadre Atanasio Fernández (quien, por cierto, no es pariente de Eric) que las campañas políticas son excesivamente caras y hasta constituyen una ofensa para la sociedad, sobre todo ahora que, en las casas de los cihuatlacas, los platos se están sirviendo con la mitad de los frijoles y el doble de agua que antes y a veces hasta sin frijoles. Lamenta que, desgraciadamente, las precampañas y campañas se sigan pagando en lo fundamental con recursos propiedad del pueblo o con recursos que hasta hace poco eran propiedad del pueblo. Eso dice Atanasio, conste. Yo digo que anda sumamente errado.
    Dice también que dichas campañas y precampañas serían innecesarias si los que “suspiran” por sentarse “donde hay lodo a lo bestia”, dedicaran su vida o por lo menos una parte de ella a defender los derechos de la raza de bronce y fierro recocido. Ningún pelao que luche por años por la raza necesitará andarle diciendo a esa misma raza: Yo soy chingón, yo sí te ayudo, yo sí te regalo, yo apoyo a los deportistas, yo apoyo a las viejitas, yo te compro tu caja de muerto, yo quiero ser presidente (en letras grandes) de los abogados (en letras chiquitas).
    Dice pues mi camarada Eric… perdón, Atanasio Fernández que si un suspirante anda como loco haciendo campaña cuando ni siquiera es tiempo para ello, seguramente es por que en el fondo siente que, por lo menos en parte, es un desconocido o por que, sin ser un desconocido, necesita cambiar la idea que la raza tiene de él. Una tercera posibilidad es que, aparte de tener abierto el cajón de los billetes para pagar la publicidad, tenga un montón de cuates en el IFE, en el TRIFE y en el IEEG.
    Veamos lo que dice la Ley 571 de Instituciones y Procedimientos Electorales del estado de Guerrero sobre las famosas precampañas que hace algunos años comenzaron a ser reguladas; bueno mejor dicho comenzaron a tratar de regularlas.
    Veamos ¿qué es una precampaña? Según el artículo 3, fracción XVII, del Reglamento de Precampañas, una precampaña es el conjunto de actividades propagandísticas y publicitarias reguladas por esta Ley y llevadas a cabo de manera previa al registro de candidatos, y que son llevadas a cabo por ciudadanos, por sí mismos o a través de partidos políticos o simpatizantes, con el propósito de promoverse al interior de sus respectivos institutos políticos y obtener la nominación a un cargo de elección popular.
    En su artículo 158, la ley apunta que los partidos políticos podrán organizar precampañas, pero dentro de los procesos internos de selección de candidatos. Hasta donde se sabe ningún partido está organizando precampañas. Están organizando planes sobre cómo engañar a su militancia, pero creo que eso no está penado. No se están haciendo dentro de los partidos, sino a la sociedad, pero sí tienen la intención de posicionar a un ìsuspirante.  
    En el artículo 159, dice que Los ciudadanos que por sí mismos o a través de terceros, realicen en el interior de un partido político o fuera de éste, actividades de proselitismo o publicitarias con el propósito de promover su imagen personal, a fin de obtener su postulación a un cargo
de elección popular, se ajustarán a las disposiciones de esta Ley, del reglamento de precampañas de esta Ley y a la normatividad interna del partido político correspondiente. Al final del artículo dice que El incumplimiento a esta disposición dará motivo para que el Consejo General del Instituto o los Consejos Distritales, según corresponda, en su momento les niegue su registro como candidatos, sin menoscabo de las sanciones a las que pueda ser sujeto por los estatutos del partido político  correspondiente.
    Bueno, pero ¿cuándo deben iniciar los procesos internos? El articulito 162 dice que los procesos internos podrán iniciar el día en que inicie el proceso electoral debiendo concluir a más tardar 30 días antes del inicio del período del registro de candidatos. ¿Y cuándo inicia el proceso electoral? La primera semana de enero del año de la elección, según el artículo 183, que también dice que la jornada electoral se celebrará el primer domingo del mes de julio del año de la elección.
    En el artículo 163, la ley dice que la precampaña no durará más de 21 días. Aquí, en nuestro querido puerto, hay candidatos que ya llevan como 8 mesesÖ y no de embarazo, sino de pre-precampaña.
    En su articulito 168, la ley dice que los precandidatos solamente podrán realizar actos de proselitismo dentro de los plazos establecidos en el proceso interno de selección de candidatos. Y si acaso lo hiciere de otra forma se la cobrarán al partido que lo haya hecho candidato.  
    Veamos cuánto puede gastar un precandidato. Según el artículo 173 de la ley, podrán realizar gastos de precampaña hasta por el 15% del tope fijado para la elección anterior. Bueno, al candidato a alcalde Alejandro Bravo Abarca en 2008 le autorizaron $1í300,065. No, mi estimado, no por día. Tampoco por semana, sino por toda la campaña electoral. ¿De qué se ríe mi estimado? ¿Se volvió loco? Sigo. Esto quiere decir que su precandidato no puede gastar más de 195 mil pesos. Sí, ya sabemos que eso no le alcanza a su presunto ni para celebrar su cumpleaños y mucho menos para pagar primeras planas de prestigiados periódicos que circulan más que La Jornada nacional, pero eso dice la ley. ¿Qué quiere que yo haga?
    Afortunadamente nuestros ìsuspirantesî tienen mucha lana, pues el artículo 173 también dice que no pueden recibir aportaciones no autorizadas por su partido o bien que estén prohibidas por la ley. Tampoco pueden utilizar recursos públicos (¿y con qué lana quieren que se hagan las pre-precampañas, pues?)... Ah y tampoco puede ser precandidato en dos procesos de selección por diferentes partidos. Lo que no encontré es la prohibición de que usted pueda ser precandidato aquí, en Petatlán, Tecpan y La Unión al mismo tiempo.      
    Analizada la situación por el equipo de asesores en materia electoral encabezado por el Lic. Benjamín Trastupijes, se pudo concluir en lo siguiente:
    1.- Podríamos afirmar que lo que estamos viendo en la ciudad no son precampañas, sino un fenómeno nuevo que podríamos bautizar como pre-precampañas.
    2.- Varios de los preaspirantes o ìsuspirantesî definitivamente no están luchando por alcanzar la candidatura pues de antemano saben que se han zurrado sobre la ley y casi cualquier abogadillo de la localidad podría lograr que no los admitiera ni el registro civil. Ellos van por la negociación y está tratando de espantar con el petate del muerto.
    2.- Otros que sí van por la candidatura están demasiado desesperados (no se sabe por qué) o de plano necesitan cambiar de asesor jurídico (aprovecho para poner a sus órdenes a Trastupijes & Asociated. Talkative and Shyster Lawyers).
    3.- La presunta justicia electoral se ha enredado tanto en su afán de amarrarle las manos a los políticos que ahora tendrá que crear un nuevo apartado electoral y un nuevo organismo para vigilar y poner orden en las pre-precampañas.
    4.- El grupo de asesores considera que se ha equivocado el rumbo; que no se debe poner freno al proselitismo electoral; por el contrario debe exigirse a los políticos que permanentemente lo hagan y traten de quedar bien con la raza a través de su actividad cotidiana. Que lo único que deben vigilar -¡pero en serio, señor!- es que no hagan proselitismo con dinero del pueblo o con dinero que hace poco haya sido del pueblo. Con eso se acaban las broncas, dicen estos abogados que, curiosamente, nomás no consiguen chamba.