miércoles, 4 de enero de 2012

Un cumpleaños histórico


    ¡Qué bruto, camaradas! ¡Qué fiestón! ¡Qué peda agarraron… perdón, agarramos el viernes! Sí señor, me refiero a la fiesta de cumpleaños que todo el pueblo de Zihuatanejo le organizó al señor presidente municipal, Don Alejandro Bravo y Abarca. ¿Qué no fue todo el pueblo, dice usted en tono muy airado, caro lector? Bueno, es cierto, no todos… sólo los que pagan sus impuestos. Pero vamos a lo sustancial.

    Platico aquí lo que alcancé a ver desde que me apersoné en el ágape con el único fin de cubrir para esta página de sociales este histórico evento. Claro que esta cobertura es sólo para los poquitos  cristianos que no pudieron asistir al cumpleaños de nuestro candidato, perdón de nuestro estimado y nunca bien ponderado alcalde cihuatlaca.
    Como ustedes ya saben, el pachangón se efectuó en el Rodeo Montana, un espacio donde cabe como cuatro veces el Centro Social Municipal. Instalaron ahí una cantidad increíble de toldos y desfilaron en el templete más cantantes que en una revista del Teatro Blanquita. Aquello parecía la feria de Texcoco, mi estimado.
    Chingo de mesas perfectamente distribuidas y hasta una zona JRP (yei ar pi, en chichimeca). No, mi estimado lector, está usted equivocado no era zona VIP (vi ay pi), sino JRP, que quiere decir zona JuRasik Park; una exclusiva zona donde estaba prohibida la entrada para los simples mortales. Vea usted quienes encabezaban esta dichosa zona: Rubén Figueroa Alcocer; Héctor Astudillo; René Juárez Cisneros; Manuel Añorve; puro de medio kilo para arriba. Aquello olía a puro carbono catorce. Como para que no se agüitaran, les dieron chance a algunos de los “priyistas” que aspiran a la presidencia municipal; por ahí andaban Raúl García Urióstegui, Jorge Allec Maciel, Eric Fernández Gómez, Juan Manuel Alvarez y hasta Obdulio Solís Bravo.
    Se calcula que apenas comenzando el guateque, a eso de las 4 de la tarde, ya había unos 5 mil cristianos sentados, tres mil parados y como 500 ya en el piso, completamente borrachos. La cantidad de comida que se sirvió es incalculable. Unos dicen que fue un trailer de cuches, de esos güeritos traídos desde la Piedad; un trailer de reses provenientes desde Sonora, puro charolais. Nada de cuches cuiteros y vacas con clembuterol y mucho menos animales levantados la noche anterior por los caminos de Dios; puro animal legal. Además hubo relleno y afirman algunos colados de la zona “yei ar pi” que hubo hasta langosta. Y déjeme decirle que aún con todo eso algunos cristianos se quedaron sin comer; así de canija estuvo la cosa.
    La cerveza, que en pachangas normales de la cristiandad se mide por cartones aquí apenas se podía medir por camiones. Serían las seis de la tarde y tuvieron que llegar los de la Corona a resurtir por que los chupamaros estaban… bueno estábamos muy combativos. El “güiscle” circuló como agua, camaradas.
    En esto también –como en el boulevard Bicentenario- nuestro señor presidente puede presumir que nunca en la historia de Zihuatanejo y anexas ha habido jamás una fiesta tan grande, con tanta comida, tanta gente y tanto chupe como en la de su cumpleaños cuarenta y tantos. Como él suele decir: Fue un evento histórico. Pero estamos contentos por que una de las cosas que más preocupa a los zihuatanejenses es que nuestro alcalde sea feliz, no importa que a los demás nos lleve la chifosca. ¡Qué bueno que no es otra vez candidato a la presidencia! Exclamaba –mientras secaba el sudor de su frente- uno de los “suspirantes” a la alcaldía. ¡Con el “cumpleañómetro” nos requetechinga!, exclamó.
    Bueno pasemos ahora del mundo de los sueños a las cosas del mundo real. Quiero comentarles que por la madrugada del sábado y estando yo todavía bajo los efectos de las bebidas espirituosas que me dieron por la fuerza… de veras, por la fuerza, una bola de briagos que se arremolinó en la mesa donde puede acomodarme en el cumpleaños de mi alcalde querido, por la madrugada del sábado, digo, unos infelices malandrines abrieron las puertas de mi “tartanita” y se llevaron, además de unas playeras que tenía comprometidas con unos cuates, las únicas piezas que le servían al 100 por ciento a mi carrito: La batería, el tapón de la gasolina y algunas herramientas. Como a las 8 de la mañana y todavía bajo los humos del alcohol, me asomé por la ventana del departamento donde vivo y vi que el carrito tenía abiertas de par en par las puertas y que se encontraba levantado el cofre. Preguntéme: ¿Tan pedo habré llegado que hasta dejé el cofre arriba? Pero no, ya luego ví que más bien había sido víctima de los amigos de lo ajeno. Y yo creo que la Policía -que vigila permanentemente nuestra ciudad- no quiso darme la mala noticia tan temprano.
    Sin embargo, luego de revisar las noticias de los diarios me di cuenta que la verdad soy bastante afortunado, pues mientras a mi nomás me robaron unas prendas y la batería, al joven y extraordinario reportero David Obscura no le dejaron ni el tapón de la gasolina, pues le robaron todo su carro. Ah y vi que robaron negocios de la Comercial Mexicana. Pero aún así seguimos con la frente erguida; nada nos amilana, nada nos hace mella por que tenemos lo mero “prencipal”, tenemos a un presidente plenamente feliz el día de su cumpleaños y eso sí es importante. ¡Que viva mi presidente, chingao! ¡Y que sirvan las otras!
Zihuatanejo, Gro., 18 de agosto de 2011.