jueves, 11 de marzo de 2010

La sinrazón de la iglesia, la sinrazón del PRD


Las Dentelladas
Por El Tiburón

            Se ventiló en los medios de comunicación que el partido del bolillo y el partido amarillo en el Distrito Federal habían llegado al acuerdo de aprobar los “matrimonios” entre personas del mismo sexo en esa entidad federativa. Sin embargo –según el PAN-, los representantes “pederristas” en la Asamblea Legislativa, ya encarrerados, aprobaron en el mismo tiro la posibilidad de que las parejas así formadas puedan adoptar a niños desamparados, algo que ellos no están dispuestos a admitir.
            La iglesia sacó la cabeza en apoyo de los panistas y comenzaron a bombardear al pedorrismo. El partido del sol chichimeca amenazó con pedir la intervención de la Secretaría de Gobernación por violaciones a las leyes que rigen la actividad de las iglesias. La iglesia católica, por su parte, siguió arengando al pueblo que lo sigue y no miento si digo que arrinconaron a Jesús Ortega, el “Chucho” mayor, quien había salido muy “gallito” a tratar de pararle los tacos a Norberto Rivera Carrera, jefe de jefes del catolicismo mexicano. En su última jugada, el PAN, Norberto Rivera y el gobierno felipista, que juegan para el mismo equipo, mandaron a la PGR a impugnar los acuerdos de la Asamblea Legislativa y metieron en el pleito a la Suprema Corte de Justicia, la que tendrá que pronunciarse al respecto. Hasta aquí se encuentran las cosas en el terreno legal.
            Lo importante es que el asunto ha desatado una viva polémica donde están tomando parte muchos mexicanos y no miento si le digo que los pedorristas no las traen todas con ellos. Y me dije, si toda la raza anda metiendo su cuchara, ¿por qué no han de escucharse las voces de las masas irredentas representadas en este caso y sólo por este asunto, por el camarada Nicomedes Barbachano, nativo del Coacoyul y doctor “horroris causa” por la Universidad “Jarvar” de Agua de Correa, centro del saber, por cierto, que cerró sus puertas hace tiempo, a la desaparición de su único rector y fundador?
            No habiendo encontrado inconveniente alguno, he aquí la opinión del camarada Nicomedes. Señala “Nico” (claro que no es el “guachoma” de López Obrador, éste sabe leer y ni por error ha estado dentro del presupuesto y menos con el sueldo que le asignó El Peje a su Nico) que los grupos que se enfrentan en este asunto deberían hacerlo no desde el interés electoral de los partidos políticos, sino desde el punto de vista del interés de los niños desvalidos, huérfanos y desamparados de este país, que son un chingo y serán más al paso que van los Chuchos y los del PAN.
            Opina el camarada “Nico” que, en primera instancia, el estado mexicano y en este caso el gobierno del Distrito Federal, debería tener una estructura de primera para atender a los niños que quedan solos en el mundo aunque sus padres biológicos anden por ahí sin acordarse de ellos. ¿De veras tiene el estado mexicano o el gobierno del Distrito Federal o ya de perdida la iglesia una estructura para atender a esos menores como para que se niegue a particulares interesados su adopción? Nico dice que ni remotamente. El asunto está tan jodido en el D.F. que los niños desaparecen de los internados como el terrible caso de Casitas del Sur, algunos de cuyos niños todavía no aparecen después de meses de que sus familiares notaron su ausencia en dichos albergues. ¿Y sabe quién los entregó a los pillos que sepa Dios a dónde los mandaron o qué hicieron con ellos? Los representantes del estado Y estos niños tienen familiares, ¿qué será de los que no tienen a nadie?
            Entonces se pregunta el camarada “Nico” ¿por qué ha de negarse a los niños la posibilidad de que alguna pareja de homosexuales serios (homosexuales serios, no “locas”, conste) les garantice la comida, la protección, el cuidado que ni sus padres ni el estado les han querido o les han podido otorgar? ¿Prefieren quienes se oponen a la adopción que terminen esos niños perdidos en las calles, muertos de hambre o en las manos de las mafias de traficantes de menores antes que bajo la influencia “perversa” de dos homosexuales?
            Dice Nico que quienes opinan que las parejas homosexuales van a promover la “perversión” entre sus adoptados, deberían observar primero que quienes más alegan en este sentido, los jerarcas de la iglesia, no tienen mucha autoridad al respecto. Por doquier brotan historias de homosexualismo, de cinismo entre curas y algunos jerarcas como el caso de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo a quien se le descubrió que por décadas se dedicó a violar a seminaristas que tenía a su cuidado. O como el señalamiento que sigue pesando sobre el propio Norberto Rivera, a quien acusan de haber protegido a un cura violador. O sea que en este sentido está cañón y mejor ni meterse por que pueden salir raspados. Al respecto nadie puede decir que va a tirar la primera piedra.
            Sin embargo hay mucha gente decente confundida que considera de corazón que los niños no deben entregarse a parejas homosexuales por que éstas no garantizan una formación “decente”, de acuerdo con nuestra cultura, es decir, de acuerdo con los principios de la iglesia católica que terminó controlando el proceso cultural en la Europa occidental de la cual abrevamos luego de la conquista.           
            Mi camarada “Nico” reconoce que el carácter de un individuo es el resultado de la conjunción de sus características físicas, de su estructura nerviosa, de la manera de sentir, diferente en cada individuo, con la influencia que ejerce el medio en el que se desenvuelve, con la influencia que ejercen sus padres, sus hermanos, sus familiares, sus amigos, sus vecinos, sus maestros, etc. Por la estructura nerviosa diferente en cada individuo es que los niños formados por los mismos padres, más o menos de la misma  forma, bajo las mismas influencias, no son iguales, dice “Nico”. Usted y su hermano no son iguales por eso, dice nuestro asesor de hoy.
            Por tanto, el carácter de un individuo adoptado será el resultado de la influencia del medio que lo rodea y de su propia manera de sentir. Sin embargo, los “radicalosos” del “pederrè” deberían saber que la sociedad mexicana se encuentra muy atrasada en algunos aspectos y tal parece que no está lista para ver como algo normal a un niño como hijo adoptivo de una pareja de homosexuales. Al parecer hay experiencias en el sentido de niños y adolescentes que sufren terriblemente por las burlas de sus compañeros en las escuelas y de sus amigos. Y esto es lo que deberían haber tomado en cuenta los perredistas que, al pelear este asunto en la asamblea, se portaron igual que Roque Villanueva, cuando los del RIP nos dejaron ir el 15 por ciento de IVA. Sólo falta que los del “pederré” nos hubieran hecho una lépera “pejeseñal” luego de haber aprobado los bodorrios entre homosexuales y la posibilidad de la adopción de niños por parte de estas parejas.
            Hay que proteger a los niños, hay que darles de comer, hay que educarlos, no importa que a sus padres se les vaya la cucha al monte, dice el camarada Nico.