lunes, 14 de diciembre de 2009

Los Consejos de Doña Catarina


Las Dentelladas
Por El Tiburón

            Usted, mi estimado, no lo va a creer, pero el presidente municipal declaró que en el municipio no habrá un secuestro más. Y que él se iba a encargar de que también se terminara con la costumbre de ciertos grupos que le ponen cuotas a los negocios y que le llaman algo así como derecho de piso. ¿Nadin? ¿Cuál Nadin? No, no, frío frío. ¿Lacunza? Tibio, tibio. Ya no siga adivinando, mi estimado, no fue el alcalde de… Tecpan ni el de Petatlán el que declaró semejante osadía, sino el alcalde de San Pedro Garza García, en el estado de Nuevo León.
            El presidente en cuestión es un señor que se llama Mauricio Fernández Garza, alcalde de un municipio reputado como el lugar donde vive la crema de los ricos neoleoneses: San Pedro. El mismo dicen que es billetudo de los Garza de ese estado. Bueno, pues el tal Mauricio no sólo dijo eso: También manifestó que está formando grupos de inteligencia y grupos para trabajos “rudos” y con ellos va a enfrentar a la delincuencia organizada y a la desorganizada. Su compromiso es que desde el día que hizo la declaración no habría un secuestro más en su municipio. Lo que provocó mayores reacciones fue que dio a conocer la muerte de cuatro presuntos delincuentes de su municipio, en un lugar de la ciudad de México y que lo hizo antes de que la propia policía diera con los ejecutados. No son pocos los que creen que él mandó a darles chicharrón al “negro” y sus cuates, que así le decían al cabecilla.
            Su nombre (del alcalde) ha estado ya varios días en las principales páginas de los diarios nacionales; ya lo tuvo Denisse Maerker en su programa televisivo de los martes. Muchos articulistas se le han ido encima y ya hasta el secretario de gobernación Fernando Gómez Mont salió a advertirle que quienes actúan al margen de la ley son unos delincuentes. Unos lo tachan de delincuente, otros,  de loco; algunos más de fantoche y hasta ahorita no hemos leído un solo artículo dándole ánimos en su lucha contra la delincuencia. Dicen que está formando escuadrones de la muerte.
            Por ello quiero darles a conocer el contenido de la carta de doña Catarina de la Barquera y Pérez Infante de los Ríos, que así se llama la anciana que me escribió. Dice, en un tono de Mea Culpa, que confiesa que no ha podido dejar de sentir cierta simpatía con el alcalde Mauricio Fernández a tal grado que le gustaría que fuera presidente de su municipio ubicado, ese sí, en la Costa Grande.
            Dice doña Catarina que, en primer lugar le gusta que Fernández (¿será pariente de Eric?) no se ha hecho pato ante el hecho de que la constitución lo hace responsable, junto a los otros dos niveles de gobierno, de la seguridad pública en su territorio. Y que, en ese tenor, es su responsabilidad que no haya gente armada en las calles, que no haya levantones, que no haya secuestros y que no haya pelaos cobrando al comercio para no hacerles daño.
            Dice que el secretario de gobernación, lo mismo que el secretario de Seguridad Pública no deberían amenazar al alcalde Fernández, sino deberían decirle que no se manche las manos por su afán de garantizar la seguridad en su municipio, que ellos, los dos secretarios van a evitar que sigan ocurriendo secuestros y que sigan actuando los grupos de extorsionadores (que son los mismos) en su municipio y en todo México. Y si ellos no pueden evitar que estos grupos sigan actuando ¡en todo el país!, por lo menos que lo conminen a mantenerse dentro de la ley, pero que le reconozcan que es de los poquitos alcaldes en el país que no le sacan la vuelta al asunto. Eso dice doña Catarina, habría que ver lo que opina la raza.