miércoles, 16 de diciembre de 2009

Un sector turístico sin cabeza

Las Dentelladas
Por El Tiburón

En mis noches de insomnio he preguntado a mis asesores y consejeros ¿hacia dónde va Ixtapa-Zihuatanejo, camaradas? Y mis camaradas no saben. Más o menos adivinan hacia dónde nos llevan los vientos mundiales, las tendencias de los mercados, las turbulencias económicas, la vorágine en la que nos encontramos inmersos, las viejas costumbres, los vicios, pero ninguno de ellos, a pesar de ser unos verdaderos genios, me ha podido decir hacia dónde va Ixtapa-Zihuatanejo, hacia dónde quiere ir.
            Hasta que los agarré en curva. Creí que por fin había encontrado un asunto sobre el que no habían podido darme una respuesta certera, sin embargo el maestro Margarito me explicó  que ninguno de ellos puede decirme hacia dónde vamos por que Ixtapa-Zihuatanejo no tiene un camino trazado, no tiene un rumbo definido; navegamos como a la deriva en el proceloso mar del turismo contemporáneo.
            Me explicó Margarito que algunas dependencias e instituciones trazan sus planes casi siempre al margen del sector, así que cada quien jala para el lado que cree que más le conviene. La OCV va por su lado, de la mano de la asociación de hoteles de Ixtapa (son partes diferentes de lo mismo, pues el presidente de la OCV es el presidente de la Asociación de hoteles); la dirección de turismo coincide con ellos en las reuniones de la OCV, pero es otro organismo, diferente. Y mientras nosotros nos hacemos camote aquí, vienen pelaos de la federación y del estado a tratar de poner en marcha decisiones que han tomado ellos al margen de nosotros. Es un soberano desorden. ¿Quién o quienes son la cabeza de Ixtapa-Zihuatanejo? No tenemos. Estamos descabezados.
            La OCV no lo es por que no quiere, prefiere mantenerse al margen de todo el sector turístico conformado por hoteles, restaurantes, prestadores de servicios como los taxistas, lancheros, guías de turistas, comerciantes, agencias de viajes, etc., etc. Alguna vez tuve la oportunidad de preguntar a un ex director de la OCV, porqué ese organismo no se convertía en la cabeza del sector turístico y contestó que no es su función, que su tarea es la promoción y a ello se dedican. A realizar una promoción que a ellos los convence lo mismo que a unos cuantos del “petit comité”. El resto no conoce los planes.
            La dirección de turismo podría convertirse en cabeza del sector, en un ente organizador del sector turístico municipal pero tampoco lo ha hecho. Y no me refiero al actual director, sino a todos los directores de los últimos años: Ninguno de ellos ha podido colocarse como cabeza reconocida del sector turístico. Al parecer ni la OCV ni los hoteleros están dispuestos a que un director del Ayuntamiento se ponga por encima de los organismos que los representan a ellos.
            Según el profe Margarito, parece que ha llegado el tiempo de dotar a Ixtapa-Zihuatanejo de una cabeza;  un organismo plural que trace un camino para el destino y que pueda ponerse en concordancia con lo que quieren para nosotros a nivel federal y estatal; que defina, luego de consultar a los ciudadanos involucrados, por dónde nos  vamos a ir. Por ejemplo si le vamos a entrar con más fuerza al turismo de cruceros. Si vamos a pedir al gobierno apertura para que se construyan más hoteles o si vamos a preferir otro tipo de desarrollo. Si vamos a tratar de recuperar hasta donde sea posible los recursos naturales que hemos ido perdiendo. Si le vamos a parar los tacos a Fonatur y a los desarrolladores que pelan los cerros en un dos por tres sin que nadie haga nada. Que proponga la posición que vamos a asumir con el turismo nacional y con el extranjero y las campañas promocionales.
            Mis camaradas andan pensando promover la creación de un Consejo Turístico del Municipio donde se cuadren todos los organismos del sector  y las organizaciones de la sociedad civil y donde esté representados todos los interesados en sacar adelante el turismo en Ixtapa-Zihuatanejo. Ellos creen que sí se puede, que  es cuestión de ver el asunto con detenimiento y de jar a una lado los resquemores.